lunes, 30 de noviembre de 2009

Un poco de ficcion II (Siempre que salia de ese lugar, llovia)


El momento cúlmine de la noche había acabado. Me miró, me dio un beso en el pómulo derecho y se alejó entre la multitud. Mi sonrisa ingenua se sostuvo por un tiempo. Jamás pensé que no lo volvería a ver.

A partir de ese instante, todo sucedió como dentro de una neblina densa. Fui y vine durante horas, sin rumbo claro. Espere sin más remedio que esperar. Todo parecía estar enredado, mezclado, manoseado… La gente, el ambiente, las oportunidades. Todo estaba, nada confluía. Nada sucedía como yo esperaba, como lo había imaginado…

La atmosfera que me rodeaba se iba saturando lentamente de vapor de agua. Se acrecentaba la humedad y el humo de cigarrillo hacia el resto. Las horas transcurrían normalmente a la par de la gente que no espera nada.

Aturdida y cansada, viendo que la luz del día se inmiscuía por una grieta en la puerta, decidí salir. Siempre que salía de ese lugar, llovía.

La lluvia refresco mi rostro y aplacó mi llanto inminente. Recordé ese beso dulce en el pómulo derecho y desee nunca haberlo recibido.

Me apure a la parada del 150. Quería irme. Ya habría tiempo para llorar camino a casa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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