Ansío viajar. Hace poco
descubrí lo maravilloso de enfrentarse al camino, aunque no podría realmente
poner en palabras qué fue lo que me generó tal emoción.
Quizás sea lo
desconocido. Pero no ese desconocido común, extraño que genera temor. Sino un
desconocido atractivo, latente… un desconocido ávido de ser descubierto.
Hay viajes y
viajes. Uno decide a dónde ir según lo que tenga ganas de encontrar. A veces se
quiere ver todo y muchas más se pretende ver nada.

Otras veces huimos
despiadadamente de nuestra vida y nos lanzamos hacia algo completamente
inesperado y diferente.
Ese viaje es el que
estoy buscando. Ese viaje que te posiciona en un lugar alterno, que te obliga a
cambiar el paradigma de tus días, a usar la cabeza y los sentidos para poder llegar
a tu meta y volver habiendo realmente CONOCIDO.
Tanto paisaje
hermoso nos rodea y no lo vemos. Tanta gente interesante y diferente nos pasa
por al lado y no conocemos. Tanto podemos aprender de eso y no lo aprovechamos.
Cuánta realidad ajena a la nuestra está ahí afuera y no podemos comprenderla
porque simplemente la ignoramos.
A veces el camino a
enfrentar no está lejos. Ese camino aparece día a día bajo nuestros pies. Todos
los días partimos hacia el camino… Con el avión a Perú, con el tren a Tucumán,
con el bondi a la estación de Once, siempre emprendemos un viaje digno de ser
recorrido.